Síndrome de la cara vacía

SÍNDROME DE LA CARA VACÍA

Quizás estáis oyendo hablar últimamente sobre el Síndrome de la cara vacía, pero ¿de qué se trata realmente?

El uso de la mascarilla ha sido obligatorio durante algo más de dos años en interiores y, en muchas ocasiones, también en exteriores. A lo largo de este tiempo, las mascarillas han sido parte de nosotros, nos acompañaban al colegio, al trabajo, a las clases de inglés, a los bares, a los viajes, al gimnasio. Eran una extensión de nosotros como lo son el móvil o las llaves de casa. Ahora, con los índices de contagio y de letalidad a la baja, podemos ir despidiéndonos de este (tan poco estético como necesario) complemento. Muchos se alegran de poder dejar atrás la mascarilla. Sin embargo, para otras personas, esta despedida se está volviendo más amarga de la cuenta.

¿Qué es el Síndrome de la cara vacía?

Realmente no podemos considerar que esta dificultad sea un síndrome en sí, ni una enfermedad. La literatura popular emplea el término de “síndrome” para simplificar las características que puede englobar a esta dificultad. No obstante, podemos decir que este llamado “Síndrome de la cara vacía” es sencillamente un miedo y ansiedad a dejar de usar la mascarilla. La mascarilla se convierte en un escudo a través del cual se enfrentan al mundo exterior. De esta manera, muchas personas se resisten a dejar la cara al descubierto y siguen portando la mascarilla. Cuando por iniciativa propia o presión social intentan desprenderse de ella, experimentan grandes niveles de miedo, preocupación y angustia. Pese a que no se trata de un síndrome de gran gravedad, es recomendable abordarlo adecuadamente para que no derive en otras dificultades.

¿Cuál es el origen de esta dificultad?

Este nuevo miedo se está originando por dos factores fundamentales. Por un lado, nos encontramos ante el miedo al contagio de la COVID-19 y, por otro lado, aparece una ansiedad mucho menos “lógica” a simple vista. Estamos hablando del miedo a la exponernos físicamente ante otros después de tanto tiempo ocultos, protegidos y resguardados detrás de este instrumento antes reservados a los quirófanos.

Tal y como señala la psicóloga Pilar Conde “la mascarilla nos ha protegido no solo del virus, sino también de las miradas ajenas, del escrutinio del otro y ha sido, en este punto, de gran ayuda para algunas personas.”  

¿Afecta este miedo a todos por igual?

No, no nos afecta a todos por igual. Aunque esta dificultad puede afectar a cualquier rango de edad, es especialmente notorio en niños y adolescentes.

Georgina del Valle, psicóloga infantojuvenil del Hospital Universitai Dexeus, sostiene que “los adolescentes son especialmente sensibles”. Esto ocurre porque durante esta etapa es cuando más importancia se le da al aspecto físico y es cuando aparecen los complejos. Debemos recordar que la adolescencia es una etapa vital crucial en la que vamos construyendo el autoconcepto y la autoestima. Durante esos años las habilidades sociales y de comunicación desempeñan un papel muy importante y, por tanto, es normal que al quitarnos las mascarillas y al tener que enfrentarnos a esas interacciones sin la protección que esta nos brinda pueda aparecer malestar y miedo al rechazo por los iguales.

Es por todo esto que niños y adolescentes pueden sentirse vulnerables, inseguros, angustiados. Además, tienen la sensación de que no pueden controlar la situación si no llevan la mascarilla puesta.

¿Hay tratamiento?

Para intentar superar esta dificultad, desde Delta Psicología, recomendamos dejar de usar la mascarilla progresivamente. Debemos comenzar quitándonos la mascarilla en aquellas situaciones que nos generen menor nivel ansiedad. Una vez que hemos conseguido manejar estas situaciones, iremos ampliando el número de situaciones en las que realizar esta acción. Al principio, podemos realizar dicha exposición durante un periodo muy breve e ir aumentándolo poco a poco. De la misma manera, para ir superando esta dificultad, podemos comenzar la exposición enfrenándonos a un número muy reducido de personas e ir ampliando en número a medida que nos vamos sintiendo más seguros. Es decir, debemos de ir aumentando progresivamente, el número de situaciones, el tiempo y el número de personas que participan en la interacción social.

Es recomendable realizar junto con la exposición ejercicios de relajación y respiración. Esto nos ayudará a disminuir los niveles de ansiedad durante la exposición.

Si tenéis cualquier otra consulta sobre este tema y creéis que podemos ayudaros con cualquier cosa, no dudéis en escribirnos a carmen@centrodelta.com.

 Referencias:

https://efesalud.com/sindrome-cara-vacia-mascarilla-fin-ansiedad-social/

https://www.eldiario.es/red/que-es/sindrome-cara-vacia-personas-llegar-padecerlo_1_8106933.html

https://www.sport.es/es/noticias/salud/sindrome-cara-vacia-quitarse-mascarilla-13445440

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