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¿Cómo saber si mi hijo/a ya es responsable?

El jueves día 29 de junio 2017 hablamos en Radio Euskadi con Miriam Duque y Marisa Ozalla en el programa Boulevard sobre la responsabilidad de nuestros/as hijos/as.

¿Cómo sé que puedo comenzar a confiar en ellos?, ¿qué pistas puedo observar que me permitan ir poco a poco dándoles más confianza?

Todas estas cuestiones las resolvemos en casi 15 minutos de programa. E incluimos un pequeño test. ¿Te atreves a hacerlo?

Charla En Colegio Pureza de María

El martes que viene día 30 de mayo a las 15:30h, qué mejor para acabar el mes que una charla a familias del Colegio Pureza de María en Bilbao titulada: «Objetivo verano: cómo evitar excusas para acabar el curso con éxito«.

En ocasiones nos hacemos los remolones, evitamos un último esfuerzo. En cada etapa del desarrollo, tenemos unas necesidades que cubrir, y unas demandas planteadas por el sistema educativo que tenemos que satisfacer.

Iremos por partes. Nos centraremos en lo que necesita cada niño y niña y cada padre y madre a la hora de evitar ese último esfuerzo. Merece la pena.

 

Hijos así, Padres sin pacto

planesParafraseando a Berta González de Vega en su artículo aparecido en El Mundo (Sopla terral) Padres así, hijos sin pacto (31/8/16) que con gran acierto pone las tildes sobre los adjetivos que realmente nos importan a las personas de a pie… Puedo añadir otro punto de vista que entiendo es complementario al suyo.

Una reciente obra de teatro infantil me sugería al oído que si los niños mandaran, en lugar de los adultos, mejores gobiernos tendríamos… no sé yo. Nuestros hijos no están siendo educados -por todos nosotros- en la tolerancia a la frustración, en el acuerdo entre diferentes, en el «me quito un poco de mí para poner un poco de ti y así salimos creciendo los dos, diferentes, pero crecidos», etc.

Observo una creciente intolerancia a la frustración presente en nuestras vidas, y en la educación que estamos dando a nuestros hijos. Y me preocupa. No nos gusta esperar, No nos gusta aburrirnos. No nos gusta fastidiarnos. No queremos demorar el placer. Tiene que ser ahora.

Deberíamos hacer todos y todas un esfuerzo por eliminar la banalidad y la fantasía del aquí y al ahora del placer inmediato, e ir sustituyéndolo poco a poco por la capacidad de soportar el malestar. Esto último sí que nos hace más fuertes.

Hagamos planes para nuestros hijos, pero no nos obsesionemos, y toleremos que aquellos vayan cambiando; sí.

Y no olvidemos ese refrán mejicano: «¿quieres hacer reír a Dios?, cuéntale tus planes» Muchos de los asuntos que planificamos, que fabricamos para evitarnos el malestar, son desordenados por nosotros mismos, nuestros semejantes, el destino,… quién sabe. Así que a ello…

 

Veranear sin ponerse de los nervios

Artículo aparecido en Grupo Deia, 3/8/2014

Una granizada en la playa, viajar con un adolescente de morros, compartir casa con los cuñados… Las vacaciones no son tan idílicas como en los folletos. El psicólogo Luis de la Herrán explica cómo disfrutarlas sin morir en el intento

planazo-veraniego_7371_1No es cuestión de amargarles las vacaciones, pero deberían ir haciéndose a la idea de que no sonreirán tanto como en los catálogos de las agencias. Vuelos retrasados, discusiones con la pareja, apartamentos a precio de palacete, niños que se asilvestran… “Quien crea que las vacaciones son absolutamente disfrute tiene un problema”, avisa el psicólogo clínico Luis de la Herrán, quien ofrece las claves para afrontar los contratiempos veraniegos y disfrutar en familia.

“No hay que hacer todo juntos como Pin y Pon”

Ni las caravanas kilométricas ni los errores en las reservas. Una de las mayores fuentes de estrés en vacaciones, dice Luis de la Herrán, es la propia familia, con la que se comparte más tiempo del habitual. “Las parejas coinciden mucho más y tienen que tomar (…)

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ESTRÉS EN VACACIONES

PLAYA MASIFICADAEs habitual oír “necesito unas vacaciones de las vacaciones”. Llega el verano y con él las tan ansiadas vacaciones. Momento, en el que necesitamos descansar, y desconectar de nuestras rutinas…

Sin embargo, en ocasiones, en el periodo vacacional surgen ciertos estresores como: preparar maletas, pasar entre los miembros de la familia más tiempo juntos, o más del que estamos habituados, cambio de horarios y de hábitos, alimenticios, de ocio… todo ello puede ser un foco de conflictos. De hecho estudios, revelan que tras las vacaciones aumenta el número de separaciones de pareja.

Por ello es importante tener presente algunas pautas: no es aconsejable irnos de vacaciones acto seguido del último día de trabajo, conviene tener un periodo de adaptación tanto a la ida como a la vuelta, esto es, incorporase de nuevo a las actividades diarias. Nos facilitará este periodo vacacional si nuestras expectativas se ajustan a nuestras necesidades. Por ejemplo, si nuestra intención es descansar y decidimos ir a una ciudad nueva para conocerla, nuestra expectativa de descanso, es probable que no se cumpla, ya que ir a una ciudad nueva suele implicar visitas, andar… Respecto a la pareja, sería recomendable rescatar todas aquellas actividades o planes de ocio que no se han llevado a cabo por falta de tiempo durante el resto del año. Además debemos tener en cuenta que el espacio de cada uno debe seguir manteniéndose.

¡No olviden que el aburrimiento es más sano de lo que pensamos!

¿Cuándo ME empieza el NUEVO año?

monoAlgunos hacemos propósitos el 1 de enero, otros el 1 de agosto y muchos estudiantes el 9 de septiembre… Coincide con el comienzo de nuestro «año mental». Es un momento en el que tomamos decisiones, percibimos lo vivido como pasado; y enfocamos hacia nuestros actos futuros.

¿Y cuándo es el mío?, ¿cuándo comienza mi «año mental»?

Cada uno deberá analizar, reflexionar en que momento se dice a sí mismo: «he vivido esto, he estado haciendo esto otro; y a partir de ahora lo que quiero es…»

Estos momentos de revisión y de nuevos proyectos suelen ser cíclicos pero no tienen por qué coincidir con un año cronológico. En ocasiones las personas miramos atrás y decidimos proyectos en ciclos más amplios de dos años o más tiempo. Puede también coincidir con períodos de trabajo, relaciones personales, pérdidas de seres queridos, aparición de nuevas personas en tu vida, etc.

Lo importante es ser consciente de que todos tenemos esos ciclos, dejarlos estar y aprovecharlos. Luchar contra las emociones es una tarea estéril; pero producir nuevos proyectos que a su vez provoquen nuevas emociones, es una aventura mágica.

Hogueras: empezamos de cero.

hoguerasAyer tuvimos la noche más larga del año; y en muchos lugares prendimos fuego a maderas, basuras, cartones, impresionantes obras de arte que no pudieron salvarse de la indulgencia de los jueces; e incluso los libros del colegio que con tanto o tan poco ahínco han devorado nuestros hijos.

Podemos dar un significado al fuego: purificación, hacer borrón y cuenta nueva y empezar de cero, terminar con lo antiguo para pasar a lo nuevo,…

Esa es una actitud que repetimos las personas con cierta frecuencia y que nos ayuda a salir de nuestros automatismos. Cuando comienza el año nuevo, también podemos  hacer promesas de comienzo; exigencias hacia nosotros mismos para realizar nuevos comportamientos, rutinas, hábitos,… y al fin y al cabo, nuevos caracteres; nuevas maneras de presentarnos ante el mundo y ante nosotros mismos.

No hace falta una noche de hogueras para comenzar; pero los símbolos pueden ayudar. No hace falta ver un nuevo calendario en la pared para decirnos a nosotros mismos: «ahora debo empezar una nueva vida, soy el mismo de siempre, pero algunas actitudes, rutinas, comportamientos los voy a cambiar porque yo lo he decidido; y al que no le guste… que no mire»

Es nuestro momento. Comencemos.

La vuelta a la rutina… ¿es mala?

Y tras las vacaciones… volvemos a nuestra «vida real»… Más de uno tendremos este tipo de pensamientos en la cabeza. ¿Pero, y las emociones? ¿Es posible volver a la rutina sin sentir cierto abatimiento, pereza o desgana?

Los psicólogos enseñamos a las personas a entender nuestras emociones y saber de dónde nos vienen; por qué nos sentimos desganados tras la vuelta a nuestros quehaceres habituales. La clave está en dos aspectos fundamentales: nuestro lenguaje interno y nuestros actos.

Nuestro «automatismo» puede hacer que nos digamos frases como: «otra vez con los horarios, a despertarnos pronto, a hacer estas tareas, a pelearnos con estas personas, a andar con prisas…»; pero nosotros somos capaces de añadir nuevos; de transformarlos hacia: «tengo energías para sobrellevar la presión, puedo con ello, en otras ocasiones lo he conseguido, puedo hacerlo incluso mejor,…»

La segunda cuestión a tener en cuenta son nuestros actos: lo que hacemos. Si en el café del medio día (el que lo pueda tomar…) hablamos de lo mal que sienta volver al trabajo; de lo pesada que está la jefa, de que a este cliente no hay «langostino ni turrón» que le haga cambiar de actitud… probablemente el sentimiento de desazón nos vaya, poco a poco, inundando el corazón.

Si nuestros actos son: «aprovecharé esta rato libre para cambiar este regalo de navidad repetido por uno nuevo… ¿qué podrá ser?», «durante las vacaciones se me han ocurrido unas ideas nuevas para nuestro trabajo, te cuento…», «camino por la calle fijándome en las personas que parecen disfrutar de la vida…», «disfruto del aquí y del ahora»,… es posible que el desasosiego vaya disminuyendo.

Podemos ser más felices si ponemos de nuestra parte: identificamos nuestros automatismos y nos proponemos acciones e ideas diferentes.

Volver con salud. Saber escuchar a nuestras personas cercanas.

Fechas de retorno para muchos a sus trabajos, estudios y quehaceres cotidianos. ¿Cómo hacerlo con salud?, ¿cómo podemos retornar manteniendo a salvo nuestro bienestar emocional y el de los quien nos rodea?

Basta con empezar siendo conscientes de nuestras limitaciones, nuestros gustos, preferencias y, cómo no, obligaciones. Para lograrlo podemos paranos a reflexionar, anotar en un papel palabras que nos indiquen estos extremos y que nos dejemos interpelar por los que nos rodean y nos quieren. ¿Qué dicen ellos sobre nosotros?, ¿qué nos gusta hacer?, ¿cuándo nos saturamos en nuestros quehaceres?, ¿cómo savan de nosotros una sonrisa?

Éstas y otras preguntas podemos formularnos y dejar que nos formulen. La actitud positiva es fundamental; y el tiempo de respuesta también. No debemos contestar a estas cuestiones pronto, sino que es deseable dejar pasar unos días.

Como decían los famosos autores de la «ventana de Johari», el conocimiento sobre nosotros mismos puede aumentar por sus comentarios e interpelaciones.

Tenemos dos oidos para oir y una boca para hablar, ¿por qué?

La familia en verano, ¿una bomba o un bombón?

Existen momentos en el año en los que parece que ciertas ideas irracionales arraigadas en nuestra sociedad además de ciertas emociones que conviven con nosotros tocan a nuestra puerta. Son los familiares a los que vemos «de pascuas a ramos».

¿Qué nos incita a reunirnos con ellos?, ¿quizá es la rutina del «ya toca ver a la tía Engracia…»?, ¿o quizá es el cariño de querer acercarnos a aquellos que por nuestros hábitos laborales y familiares directos no podemos ver más que en fechas señaladas como en las vacaciones de verano?. ¿Ta vez por compromiso social, «obligados» por terceras personas, debemos volver a probar el bacalao del tío Tomás… otra vez…?

Deberíamos ser fieles a nosotros mismos y a ellos, y conocer los motivos que nos incitan a tales reuniones y encuentros. Y luego tomar una decisión. Aclarar los motivos que nos lleva a reunirnos con personas a las que no vemos en meses y disfrutar, en la medida de lo posible de estos contactos sociales.

De todas las relaciones personales pueden sacarse elementos enriquecedores y positivos para nuestra vida personal; incluso de las más agrias. Veamos, a veces a largo plazo, lo que nos aportó aquella persona, aquella situación en la que quizá estuve incómoda,…

…Y sobre todo…, pasémonos al postre si nos tienen pescaDo con el bacalaDo…

¡Buen verano!