Es habitual oír “necesito unas vacaciones de las vacaciones”. Llega el verano y con él las tan ansiadas vacaciones. Momento, en el que necesitamos descansar, y desconectar de nuestras rutinas…
Sin embargo, en ocasiones, en el periodo vacacional surgen ciertos estresores como: preparar maletas, pasar entre los miembros de la familia más tiempo juntos, o más del que estamos habituados, cambio de horarios y de hábitos, alimenticios, de ocio… todo ello puede ser un foco de conflictos. De hecho estudios, revelan que tras las vacaciones aumenta el número de separaciones de pareja.
Por ello es importante tener presente algunas pautas: no es aconsejable irnos de vacaciones acto seguido del último día de trabajo, conviene tener un periodo de adaptación tanto a la ida como a la vuelta, esto es, incorporase de nuevo a las actividades diarias. Nos facilitará este periodo vacacional si nuestras expectativas se ajustan a nuestras necesidades. Por ejemplo, si nuestra intención es descansar y decidimos ir a una ciudad nueva para conocerla, nuestra expectativa de descanso, es probable que no se cumpla, ya que ir a una ciudad nueva suele implicar visitas, andar… Respecto a la pareja, sería recomendable rescatar todas aquellas actividades o planes de ocio que no se han llevado a cabo por falta de tiempo durante el resto del año. Además debemos tener en cuenta que el espacio de cada uno debe seguir manteniéndose.
¡No olviden que el aburrimiento es más sano de lo que pensamos!