Todas las entradas de: Luis De la Herrán

Luis de la Herrán es Psicólogo Clínico en el Centro Delta desde 1997 y como Mediador para la convivencia en equipos de trabajo. Es autor de publicaciones y colaborador en medios de comunicación. Ver más

La mediación como herramienta para «deshinchar» conflictos

La mediación es una herramienta que nos sirve para desescalar, «deshinchar» o reducir la intensidad de un conflicto entre dos personas: mejora la convivencia y la comunicación.

Pero han de cumplirse unos requisitos previos y estar dirigida por un profesional de la mediación.

Pero escuchemos la noticia en TVE (7/2/2012)

http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/proceso-mediacion-familiar-alternativa-menos-traumatica-via-judicial-para-solucionar-discordias/1316042/

 

 

El Hospital Reina Sofía edita una guía informativa para padres sobre trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

El Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba (Ed. Glossa, 2011), ha editado una Guía para padres y educadores sobre el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad TDA-H

En ella se recogen los planteamientos teóricos de diagnóstico e incidencia, para más adelante proponer unas pautas concretas de actuación para padres y profesores; basadas en autores de tanto prestigio en este tema como Ana Miranda o Isabel Orjales.

Entre las recomendaciones, podemos encontrar elementos tan interesantes y útiles con estos niños y niña como las autoinstrucciones, la «técnica de la tortuga», el juego del «pollito inglés» (también conocido como «un dos tres cara bim bom ban»), proporcionar normas estables claras, cortas y concisas, el «tiempo fuera», la extinción o las consecuencias naturales.

Merece la pena leerse esta guía, de tan solo 31 páginas.

Hablar para que tus hijos escuchen y escuchar para que tus hijos hablen

¿Tan difícil es? Pues debe ser que sí. Los padres tenemos la rara hablidad, no siempre extendida todo hay que decirlo, de sacarle punta a la comunicación. Llegar a extremos desde el más absoluto amor por los vástagos.

Cuando preguntamos porque hablamos mucho; cuando nos callamos porque no nos interesamos lo suficiente…

La comunicación entre padres e hijos es difícil; no existe un manual, pero podemos seguir unas pautas que nos indiquen la estela de la mar a la que dirigirnos.

Sabiendo que no existen consejos concretos para todas las situaciones familiares, y aún a riesgo de meter la pata, diremos que el primer consejo es, cómo no, hacer caso a nuestra propia biología: tenemos dos oídos, dos ojos pero una sola boca.

El seguno consejo es abandonar «lo razonable» y entrar en «lo útil». No debemos seguir haciedo algo que vemos que no funciona; por mucha razón que tengamos.

El tercer consejo es practicar la «firmeza flexible». Un «no» es un «no» casi siempre; las únicas excepciones son situaciones de fuerza mayor. Para ellos debemos abandonar las improvisaciones y reflexionar, desde antes, los puntos inamovibles que no son negociables.

El cuarto y último  consejo es saber que la familia es una institución no-democrática, pero que ofrece un amplio margen para que los hijos tomen sus propias decisiones en determinados ámbitos.

La mediación en las separaciones y divorcios

La Mediación es una herramienta más al alcance de psicólogos, abogados y otros profesionales, capaz de crear espacios de encuentro entre personas en conflicto cuando éste lo permite aún.

En España, la mayoría de mediaciones que se llevan a cabo tienen que ver con las familias: separaciones, divorcios, herencias, cuidado de mayores, enfermos,… Aunque en breve viviremos una normativa legal nacional referida a la mediación civil y mercantil.

El servicio pionero público lo situamos en el País Vasco, en 1997, con el primer centro de mediación familiar que trabaja desde entonces. Calaluña ostenta el mérito de ser la primera y única comunidad autónoma en contar con legislación propia en ámbito civil y mercantil.

Recientemente la Asociación Madrileña de Mediadores de la mano de su presidenta Ana Criado Inchauspé y la ilustradora Matilde de Fuentes, ha editado un libro para difundir esta tarea en la sociedad: «Mamá y papá se separan», de Editorial Morata (nov 2011). En esta publicación, a través de los ojos de una niña, se refleja cómo la fugura de un mediador profesional puede ayudar a contribuir a restaurar la comunicación entre los dos padres que optan por separarse.

La mediación busca canales efectivos de comunicación verdadera; y como consecuencia, los daños emocionales en las «víctimas colaterales»: los hijos; se reducen considerablemente.

La comunicación inútil en la pareja

En una pareja debe haber una comunicación fluida y verdadera si queremos ser nosotros mismos, que la relación perdure y evolucione positivamente en el tiempo.

Tú y yo somos tres: nosotros, tú y yo. Pero la sinceridad y la comunicación tiene unos límites que sería conveniente conocer.

1) Aspectos que hacen daño a la otra persona.

En vez de: «Pepe, la verdad es que, si te soy sincera, estoy harta de tu madre; siempre criticando a todas sus vecinas; ¿siempre ha sido asi de cotilla?»

Podría ser: «Tu madre tiene actitudes que a mi no me gustan. Prefiero no volver a sacar el tema porque veo que te duele.»

2) Asuntos a la que la otra persona no llega y son de la incumbencia del que habla.

En vez de: «María, ya estoy más que harto de mi jefe; no hay quien lo aguante; como te voy contando diariamente, llevo todo el mes presionado por ese proyecto, y es que encima él no hace su parte; y me acusa a mí de cosas que no son mis funciones…»

Podría ser: «María, ya sabes que en mi trabajo me siento presionado. No te contaré más detalles porque siempre son los mismos. ¿Hacemos esta noche una cena especial y nos centramos en nuestros planes para semana santa?»

3) Aspectos que la otra persona no puede cambiar.

En vez de: «María, ¿porqué tuviste que comportarte así con mi madre?, ¿no te diste cuenta que no lo decía en serio?, siempre estás igual…

Podría ser: «María, no me gustó lo que dijiste a mi madre; me gustaría que en futuras ocasiones tuvieras más paciencia»

4) Asuntos que no deben ser tratados en el momento actual; sino más adelante.

En vez de: «Cariño, qué te parece si en vacaciones de verano pasamos tres días con mis amigos, en el camping… aunque bueno, aún tu trabajo está en el aire, así que no sabremos si tus vacaciones…»

Podría ser: «Cariño, cuando se solucione lo de tu trabajo, haremos planes sobre nuestras vacaciones: Al fin y al cabo, lo importante de las vacaciones es no trabajar y disfrutar de nosotros mismos y de nuestros amigos»

En la pareja, según avanza el tiempo, los acontecimientos van surgiendo y proponiendo nuevos retos al equipo de dos. Las nuevas situaciones, las nuevas rutinas, ocupaciones, realidades,… van poniendo problemas que si se abordan con ilusión y flexibilidad; serán nuevas fuentes de placer para ambos. Hace falta que no nos durmamos en los laureles y «trabajemos» porque esa ilusión «boba» del principio, continúe creciendo y satisfaciendo a los tres.

Los deberes escolares

«A nosotros nos mandan muchos deberes», dice Andrea de 9 años, soplando y quejándose…

En la actualidad nuestros escolares trabajan en la escuela dirigidos por el maestro; y en casa dirigidos por los padres y madres. Es frecuente la queja de que tienen demasiadas tareas para hacer desde que salen del colegio hasta que se van a dormir. Además, las tareas extraescolares como el fútbol, el hockey, la guitarra, la pintura o el inglés, llenan esas horas.

«Se aprende mucho haciendo deberes» continúa Andrea. «a mi no me gustan nada», afirma Joaquín. «Pues a mi me los hace mi madre», asegura Paula con desparpajo.

En cualquier caso, debemos saber que no podemos copar a los niños y niñas con unas tareas excesivamente largas y costosas. Los niños deben aprender y deben divertirse. Y los padres deberíamos reservar un espacio para que disfrutemos de ellos.

Los profesores, más bien, el sistema educativo y los responsables educativos de los colegios, deben moderar la cantidad de las tareas; y no utilizarlas nunca como castigo; como situación aversiva para que aprendan. Nadie aprende sólo por el castigo; sino que se consigue evitar la situación castigada. Para conseguir que un aluno aprenda, debemos reforzarla, animarle, premiarle y disfrutar con él. El refuerzo natural es nuestro gran aliado.

La hiperactividad (TDA-H)

El trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDA-H) en sus tres subtipos (predominantemente desatento, predominantemente hiperactivo-impulsivo y de tipo combinado) es de los problames psicológicos más frecuentes en la población infantil. Aparece en el 5% y posee un componente hereditario, que lo hace más fácilmente identificable. Se da en 9 niños por cada niña. La probabilidad de tener el trastorno si uno de los padres lo tiene ronda el 30%; si uno de tus hermanos lo padece sube cerca del 50%, y si es tu gemelo (monocigótico) el que lo padece, la probabilidad de que lo tengas tú es de más del 80%.

Hoy en día no existen pruebas «médico-biológicas» fiables y determinantes que diagnostiquen este trastorno; por lo que su identificación se basa en pruebas psicométricas (test psicológicos) y entrevistas a familiares y a profesores realizadas por un profesional sanitario (psicólogo o médico).

No existe una solución a este problema; sino una correcta identificación, una adaptación del entorno familiar y escolar a las características de la persona, y un entrenamento en los déficits y en el control de los excesos presentados por estas personas.

Ya en 2001 la Sociedad Española para la promoción de la Psicología Clínica y de la Salud SEPCyS destacaba que que el tratamiento que ha venido siendo más eficaz para abordar este trastorno es el entrenamiento a padres, madres y profesores sobre cómo abordar a estos chavales.

Un buen diagnóstico, una buena adaptación en metodología académica y un correcto estilo educativo parental, hacen que estas personas puedan desarrollar su vida con todo su potencial y sin especiales barreras.

Los adolescentes «negativistas desafiantes»

Existe un trastorno que se llama «Trastorno Negativista Desafiante», que cursa con un patrón de comportamiento generalizado que incluye enfrentamiento con la autoridad, provocaciones, desafíos, actitud negativista,…

El comportamiento de estos adolescentes ha traspasado ya los límites de lo considerado «normal para su edad» y realmente su estilo continuado es un enfrentamiento constante.

Es difícil abordar estos casos; por el simple hecho de partida de que ellos mismos o ellas mismas no desean ser abordados; no consideran que tienen ningún problema ni creen necesitar ayuda.

Los padres debemos acudir a un psicólogo especiallizado en estos casos para recibir el asesoramiento y las pautas de abordajes más efectivas; y que al menos no empeoren la situación. Cuando una persona no tiene la solución a un problema, no es poco adoptar estrategias que no lo empeoren.

El origen de la conducta negativista desafiante esta en la propia persona; no debemos explicarla exclusivamente en base a modelos de aprendizaje; o a influencias externas.

El peso de los iguales es evidente; pero no es determinante; por eso iniciativas como la que recientemente ha presentado Javier Urra con el «Centro Recurra» son dignas de elogio y difusión.

http://www.antena3.com/programas/espejo-publico/noticias/apertura-nuevos-centros-terapia-menores-problemas_2012010300040.html

El ciclo de la vida: todo evoluciona.

En tiempos remotos se entendía la adolescencia como «la falta de» madurez, de adultez, o la ausencia del perfil de adulto que aún estaba por venir. De ahí el origen etomológico de la palabra: adolecer, carecer de.

Ahora sabemos que no existe una etapa en la vida en la que se «tenga todo»; y por tanto otra en la que «falta algo». Cada momento vital es diferente del siguiente y del anterior. La vida son ciclos, episodios personales que vamos llenando de vivencias, recuerdos, experiencias; y a los que llegamos con unas capacidades y unas habilidades determinadas. Estas habilidades y estas capacidades irán evolucionando, cambiando con el paso del tiempo y con nuestra propia actitud. Más las habilidades que las capacidades.

En la niñez aprendemos una ingente cantidad de items, quizá más que en otros momentos, pero nunca llega un momento en el que decimos: «ya hemos aprendido todo». La edad adulta no es homogénea, las personas mayores no pertenecen a una categoría idéntica entre sí. Y los niños no son todos iguales.

Pretender llegar a metas; en vez de recorrer caminos suele ser un sistema de vida que conduce a la infelicidad; o al menos a no conseguir la felicidad de manera plena.

Nos encontramos con la vida; sin haberla pedido, y nos surge enseguida el reto de vivirla. No nacemos con libro de instrucciones; no existe ningún manual para seguir y así poder evitar errores, fomentar aciertos,… La experiencia nos hace más sabios, y de ella siempre aprendemos y sacamos una lección; aunque en ocasiones nos cuesta verla. Los momentos duros que nos marcan emocionalmente debemos digerirlos con cuidado. No debemos exigirnos evitar las emociones dañinas que nuestro cuerpo experimenta; sino que debemos dejarlas estar; convivir con ellas y más adelante, en su momento, poder modificarlas con nuevas experiencias y nuevos planteamientos vitales; nuevas perspectivas…