Cuando alguien, con dotes notables de amabilidad y comunicación consigue hacer creer a otra persona que tiene ante sí un chollo, una oportunidad única; algo que no debe dejar pasar… estamos hablando de un manipulador.
Existen muchas personas cuyos valores éticos son sencillamente inexistentes, y cuyo objetivo es lucrarse a costa de las personas incautas y de buena fe.
La prevención de este tipo de trampas está en el control de los impulsos del vulnerable. Es decir, que debemos apelar a la demora del refuerzo, a retrasar ese premio que inminentemente va a tocarnos, debemos esperar a disfrutar de las llamativas ventajas de dichas condiciones preferentes,… para pensar y contrastar la información con otras personas, con otras fuentes,…
Nuestro cerebro racional debería estar por encima del emocional. El lenguaje interno aquí es fundamental: «parece tan fácil que debe tener trampa», «no puede ser que sólo yo sea el elegido», «¿y por qué tanta prisa porque dé mi consentimiento y firme?»,…
¡Nadie da «duros a peseta»; nadie. Y si alguien los da, es porque luego piensa cobrarse luego veinticinco!

«Mi hijo no quiere verme; mi ex me odia y está consiguiendo que él me odie también… Ya no quiere verme». Esta frase podemos ponerla en boca de muchos padres o madres que ven cómo el otro progenitor va haciendo un «lavado de cerebro» al hijo o hija: «Mamá buena; Papá malo»
La crisis, las deudas, el paro, el super-iva, los super-impuestos, los políticos corruptos, … son escenarios que pueden favorecernos sentimientos de descontento en el mejor de los casos, y de desesperación en el peor.
Desde el 

Hoy viernes 21 de septiembre, de 12.00 a 13.00 h., en colaboración con el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, se realizará en directo desde el Colegio Público Francisco Arranz de Madrid (C/ Sondica, 2, barrio las Águilas -distrito Latina), el programa de Radio Nacional de España «España Directo», que dirige la periodista Mamen Asencio.
La actitud que tomemos en nuestro equipo de trabajo a la hora de relacionarnos, es fundamental para lograr una buena «convivencia laboral». El estilo conciliador es «la capacidad de tender puentes, arrastrar, comprometer (…) manifestar el honesto interés de los otros (…) compartir información, escuchar, resumir» (De Diego y Vallejo, 2006) y el estilo cooperativo es el que pretende llegar a puntos de satisfacción mutua.