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Mindfulness está de moda.

Desde hace un tiempo cada vez oímos más esta palabra por todos lados. Este tipo de meditación que no lo es suena en muchos lugares, y parece que Mindfulness se ha puesto de moda.

mindfulness

Es verdad, está de moda. Empresas, colegios, asociaciones e instituciones realizan talleres y formaciones incluyendo el mindfulness. Parece que estamos descubriendo algo nuevo, pero si reflexionamos, no es así.

Las técnicas y habilidades de conciencia y meditación, entre ellas el mindfulness, se llevan realizando desde hace mucho tiempo en este mundo, un ejemplo de ello son multitud de países de cultura oriental que son pioneros y parece que lo llevan impregnado en su estilo de vida.

A la mayoría, hace años, el taichí, la relajación, o el yoga nos parecían prácticas extrañas a lo menos que curiosas y hoy en día son pocos los lugares que no las ofertan y multitud de personas las que lo practican.

Mindfulness de moda

Así que, ¿Por qué no? Aquello que está de actualidad y nos da la posibilidad de enriquecernos, nutrirnos y construirnos como personas más satisfechas, bienvenido sea. Siempre y cuando no caigamos en la idea de que por practicar mindfulness encontraremos el santo grial de la felicidad eterna.

Sus beneficios pueden ser varios, como ayudarnos a vivir con menos estrés y ansiedad, mejorar nuestra atención y concentración y aumentar nuestro conocimiento personal.

Eso si, para obtener sus beneficios, del mismo que con otras técnicas, no podemos olvidar la importancia de la práctica, la cual conlleva curiosidad, paciencia y esfuerzo.

En el equipo de Centro Delta utilizamos le mindfulness como otra técnica, de muchas, en nuestras intervenciones con personas que necesita una intervención profesional a sus dificultades emocionales y de relación con los demás.

Nos tienes a tu servicio en el e mail info@centrodelta.com

Oviedo 2017: Congreso «Preñao»

Y esto no va de sexo, por si a alguno se le ha ocurrido. Va de crear. Va de semilla plantada que puede ser el germen de algo nuevo, a largo plazo, quizá duradero y realmente en crecimiento. ¿Acaso el buenismo pensado por más de uno es incompatible con la ciencia?

Va de varios cientos de profesionales de la psicología bajo la blancuzca extravagancia calatravesca, escuchando las mas veces y enseñando las menos los productos de sus investigaciones y conclusiones, por la mañana inspiradoras, por la tarde demoledoras y por la noche quizá ilusas.

Va de cientos de estudiantes de máster y doctorandos que se desvirgan en pósters verticales con más o menos creatividad, en los que las palabras son las grandes protagonistas: multivarianza, chi cuadrado, prevalencia, correlación, muestreo, resultados y siempre terminando en discusión (aunque nadie se enfade).

Va de algunos profesionales exclusivamente del ámbito clínico, donde silban las balas, abriendo oreja y media para corroborar que lo que venían haciendo es lo correcto y apuntar tres o cuatro técnicas más novedosas (¡originales metáforas de la terapia de tercera generación!) en sus jurásicos cuadernos.

Va de eméritos ufanos repartiendo experiencia a diestro y siniestro mientras su gesto y tono denotan desidia por los pobrecitos estudiantes inconscientes (y no por Sigmund, sin babero acreditativo por aquí), ¿qué digo?, ¡pobrecitAs! estudiantAs de psicología anotando compulsivamente en su iPhones algunas claves de la depresión en pacientes con esquizofrenia paranoide recidivante.

Va de encontrar alter egos capaces de conectar en cuestión de minutos y romper por unos momentos la soledad del terapeuta, la soledad del psicólogo que hora tras hora en ocasiones en sesiones maratonianas, debe escuchar como el que mejor, y dibujar con habilidad de cirujano, caminos inciertos hacia hilos de luz.

Va de deportistas psicólogas con más empeño que acierto, peinadas de lado, con morritos y pitillos, intentando desde el papel abrirnos el camino a otros colegas para que dentro de diez años podamos «aseverar sin ningún género de duda» que el central del Madrid debe seguir con su psicoterapia para rendir al 101%.

Va de hiperactivos e hiperactivas (y no es por ser políticamente correcto, es que hubo de los dos) excelentemente adaptadas gracias al en ocasiones incognoscible «análisis funcional» que les permite canalizar sus implusos y energía (aunque sea una variable no operativizable) empujando a la ciencia un metro adelante.

Va de visionarios que son capaces de colocar el ojo en la mirilla del futuro y avisarnos a los ciegos del camino a seguir; ese camino lleno de subvenciones, puntos, méritos, despacheos, entrevistas repentinas, cachopos, reuniones sui géneris y algún que otro taxi inesperado.

Va de reinventarse pero con cuidado, entre falsos bálsamos de Fierabrás y técnicas milagrosas que nos prometen lo que siempre deseamos y lo hacen con una parsimonia propia del mismísimo buda. Va de frenadores de ilusiones vanas que nos vuelven a recolocar en la casilla de salida, bueno, no, perdón, una más adelante que antes de tirar los dados.

Va de intrusos colados por la puerta de las puertas, o mejor dicho, la ventana de las ventadas, vendiendo ilusión a los ilusos, certeza a los inciertos, poniendo cara de algo y no sabiendo de nada; arrimando cebolleta, a ver si mojan algo en este revuelto río de pescadores a cuál con mayor ego.

Pues sí, ibas a tener razón. Va de sexo. Va de placer. Va de disfrutar con las dos caras de la moneda de la vida: la felicidad y la frustración, la satisfacción y el desánimo, ambas inherentes a nuestra especie. Va de crear algo nuevo tras la sidra y los gaiteros. Va de generar en nuestros trabajos como profesionales de la psicología escenarios nuevos, diferentes pero iguales, en los que seamos capaces, un poquino más capaces, de hacer que las personas salgan con más de media sonrisa de nuestras consultas y despachos de universidad.

Relajación ¿cual es la tuya?

La relajación está tomando cada vez mayor protagonismo en nuestra sociedad actual. Numerosos estudios demuestran que realizar relajación es beneficioso para la salud, tanto psíquica como física. Existe una gran variedad de técnicas de relajación, sin embargo, debemos encontrar la que se adapte mejor a nosotros/as. Lo que a una persona, una técnica, le puede aportar relajación a otra le puede suponer tal esfuerzo que deja la práctica porque no lo encuentra beneficioso.
Si buscamos definiciones de relajación, encontraremos múltiples significados, pero todas con algo en común: disminución de la tensión, ansiedad o estrés. Así pues veamos cuales son las más comunes:
– Relajación pasiva.
Introducida por Schwartz y Haynes, enfatiza la relajación muscular sin recurrir a la tensión.
Un profesional o terapeuta va guiando a la persona para lograr la relajación. Se va indicando a la persona que centre su atención en diferentes zonas de su cuerpo, para ir relajándolas poco a poco. Para acompañarlo se suele añadir música de fondo.

– Relajación muscular progresiva de Jacobson.
La técnica de Jacobson permite que quien lo practica sea consciente de lo que se siente cuando se contrae un músculo, y cuando éste se relaja.
La relajación de Jacobson, se agrupa por zonas del cuerpo y busca estirar en su totalidad todas las partes del cuerpo.

– Relajación autógena de Schultz.
La relajación autógena se basa en la autosugestión, que se realiza a través de una serie de frases que inducen estados de relajación. Las frases son autosugestiones que suelen girar sobre sensaciones de peso y calor. Siguiendo los pasos del entrenamiento autógeno se regulan los latidos del corazón, se aumentan las sensaciones de tranquilidad y la persona se concentra en la respiración.

– Relajación a través del biofeedback.
Aunque no es una técnica de relajación propiamente dicha, el biofeedback tiene como objetivo que la persona logre llegar aumentar su bienestar.
La herramienta terapéutica del biofeedback facilita que las personas aprendan a influir sobre los procesos involuntarios de su cuerpo. Se basa en el uso de una serie de instrumentos que permiten modificar indicadores fisiológicos del sistema nervioso autónomo, involuntarios, como la tasa cardíaca, la actividad electrodermal o conductividad de a piel, la termorregulación…
La persona se sienta en un sillón y es conectada al aparato de biofeedback mediante unos sensores que se colocan en su piel. Los impulsos eléctricos se registran y pueden ser también visualizados en una pantalla.
Una vez interpretados los datos obtenidos, se puede comprender qué procesos internos se desencadenan cuando una persona tiene ansiedad o altos niveles de estrés.
En lo que respecta a la relajación, el biofeedback permite que la persona conozca sus niveles de activación y pueda aprender a inducir estados de relajación corporal.

Hoy es el día de la felicidad, ¿y los demás?

snoopy morirLa psicología moderna nos aporta un concepto de felicidad que no sólo tiene que ver con el disfrutar sino con otros asuntos más: el sentido de la vida, el camino que andamos tras nuestras metas, el sentimiento de pertenencia, las emociones de fluir en el trabajo o en nuestras actividades y la consciencia de que la vida es cada A y cara B; todo tiene una parte negativa que debemos aceptar y hasta verle lo positivo.

¡Vaya síntesis atrevida de lo que es la felicidad!

Lo bueno si breve…

Personas con éxito y la inteligencia emocional

ie¿Qué es una persona exitosa?: ¿Una persona inteligente?, ¿alguien con suerte?, ¿quién cumple sus sueños?, ¿quién está satisfecho/a?…

Cómo vemos no es fácil definir lo que es una persona exitosa pero si se puede afirmar que con una alta inteligencia emocional las probabilidades de sentirse o ser una persona exitosa aumentan. Entre las características que poseen  las personas con una alta inteligencia emocional podemos encontrar que:

  1. Son capaces de expresar sus sentimientos
  2. Saben gestionar sus propias emociones
  3. Interpretan e identifican las emociones de los demás
  4. Mantienen una escucha activa durante una conversación
  5. Poseen un buen autoconocimiento sobre sí mismos/as
  6. Tienden a ser optimistas, sin verlo todo de color de rosa
  7. Poseen iniciativa y son proactivos
  8. Tienen metas, aspiraciones u objetivos a corto, medio y largo plazo
  9. Se esfuerzan
  10. Tienen capacidad de autoaceptación y autocrítica, conocen sus fortalezas y debilidades
  11. Poseen una alta automotivación
  12. Son capaces de abrirse a nuevas experiencias
  13. Se relacionan con facilidad y se preocupan por los demás
  14. Son asertivos/as

Lo que nos une / Elkartzen Gaituena

diag¿Qué nos une a los profesionales de la psicología? Esto intentamos explicar el pasado 25 de febrero de 2017 en la IV Jornada de Debate Clínico organizada por la Comisión de Psicología Clínica y de la Salud -de la que formo parte- de la mano de Paco Martín Murcia, Alberto Soto y Amaia Mauriz, tres destacados profesionales. Dos psicólogos y una psicóloga que trabajan desde marcos teóricos diferentes pero que sin embargo ante la solicitud de: «busquen ustedes lo que nos une», supieron encontrarlo.

 

El tan ansiado pegamento que nos identifica a los profesionales de la psicología no es el pegamento marca «Acmé», una buena sala de espera, ni muchos títulos y conferencias en nuestro haber… sino la en ocasiones tan traída y llevada alianza terapéutica: aquel vínculo sinuoso pero fuerte, que suele aparecer cuando dos personas contactan, encajan en un ambiente terapéutico despertado por las demandas de la una y los ofrecimientos de la otra.

 

Cuando dos personas nos juntamos para empezar una relación psicoterapéutica los dos cambiamos; normalmente en la línea del crecimiento mutuo -cada una en un nivel diferente-. Comenzará a existir cierta conexión verdadera que parece estar en la base de la efectividad de dichas intervenciones de nuestra profesión. Esto es lo importante.

 

¿Qué pasará en el cerebro, en el plano bioquímico cuando sentimos esa conexión personal?, seguramente cambios a nivel de las mallas neuronales y de las redes que parecen gestarse cuando aprendemos habilidades para la vida con las emociones como conductoras. Podremos hablar, por tanto de una alianza, de una conexión emocional capaz de sugerir o al menos ser sustrato de determinados cambios emocionales, cognitivos y comportamentales. Esto por un lado. Por otro lado parece existir otro correlato bioquímico y fisiológico que es posible que se fragüe en este contexto de alianza. Nuestro cerebro y las células que lo componen parecen variar al menos en su funcionalidad. Ya tenemos dos conexiones.

Si seguimos un poco más allá nos daremos cuenta que existen momentos en la psicoterapia que podemos llamar, sin ánimo de pasarnos a las ciencias ocultas, como de magia, ilusión o chispa. Hay momentos que podemos identificar como especiales o puntos de inflexión en los que vemos que hay cierta conexión de la persona que tenemos al lado: empezamos a ver que conecta con sus emociones, con sus decisiones, con personas que le convienen en su mundo emocional y con otros aspectos de sus relaciones que le producen un bienestar hasta ahora poco conocido.

 

Intento hablar de manera genérica, y creo aún no haberme decantado por ningún enfoque psicoterapéutico; pues no es ése el objetivo de este escrito. Pretendo poner de relieve lo que nos une. Las diferencias están ahí, son evidentes; pero no me interesan ahora.

 

Por último y con la brevedad que me exige el ánimo de ser leído por mis compañeros y compañeras de profesión, me falta un aspecto muy relevante: la desconexión. Siempre que conectamos con algo, lo dejamos de hacer con otro asunto. No es menos relevante que muchas personas que se benefician de la alianza terapéutica a la vez que conectan con ellas mismas, con sus sistemas nerviosos central y periférico, conectan con sus emociones, con las personas que les quieren,… también desconectan de personas o ambientes tóxicos, perjudiciales y negativos a largo plazo.

 

El objetivo terapéutico es por tanto, conectar adecuadamente al cliente consigo mismo y con el entorno para que sea él mismo. El cómo es una alianza terapéutica auténtica: eficaz, sincera, segura, humana y auténtica.

 

La psicoterapia de la conexión por tanto puede aglutinar tanto escuelas con modelos diferentes, con técnicas distintas, pero sin perder de vista que todos estamos haciendo una misma cosa central: conectamos con personas, favoreceos que conectan consigo mismas y con otras personas, creamos alianzas terapéuticas, lo hacemos, y a todos nos funciona. Por eso decimos que nuestra escuela es la buena, porque estábamos poniendo el foco en una variable que no es la que estaba produciendo el cambio terapéutico. La clave no es la escuela o modelo teórico; sino la alianza terapéutica auténtica.

 

Este boceto que he pretendido describir, por tanto coloca al concepto conexión a tres niveles como el elemento común y me atrevo a decir central en nuestro trabajo diario con personas que acuden a nosotros en busca de serenidad. Luego están las técnicas que tanto tú como yo pongamos en marcha; más o menos contrastadas por la en ocasiones incomprendida y prostituida ciencia. Ahora no es el momento del artículo científico, sino del escrito de toma de conciencia por parte de mis compañeros y compañeras, de nuestra profesión tan poco corporativa, para que comience a serlo; y podamos buscar más lo que nos une que lo que nos separa. Lo fácil es confrontar y hablar de mi libro; lo difícil fue lo que pasó en esa mañana soleada de febrero en una sala de conferencias del viejo Bilbao.

 

Desde esta modesta tribuna apuesto por bautizar lo que nos une como la psicoterapia de la conexión, tanto a nivel de sucesos psicológicos internos, nivel bioquímico como a nivel de relaciones personales. Tres estamentos distintos que se reconectan tras una psicoterapia con una buena alianza terapéutica; y luego las herramientas.

 

Luis de la Herrán Gascón

Psicólogo colegiado BI-01940

 

 

 

 

Pirómano vs. Incendiario

Radio Bilbao Cadena Ser 12/1/17
Desde 1h 17´

Este mediodía en Hoy por Hoy Bilbao, con Azul Tejerina desde minuto: 1h 17′, hemos puesto un poco de luz en los fuegos provocados por una persona que aparentemente padece una piromanía; es decir, que siente un impulso difícil de controlar hacia el fuego y todo lo que rodea al fuego.

Recientemente la localidad de Sopela ha sufrido una serie de incendios al parecer provocados por una persona que parece padecer este trastorno, clasificado según los manuales estadísticos de los trastornos del comportamiento en la categoría de «trastorno de los impulsos», en el mismo grupo que la trocotilomanía, la cleptomanía o el juego patológico.

Por tanto, no estaríamos hablando de una persona indendiaria; la cual provocaría el fuego por una motivación personal en linea con una venganza, búsqueda de dinero, recalificación de terrenos, notoriedad social, etc.

La intervención de los recursos sociales sobre las personas que no pueden controlar los impulsos de todo lo que rodea al fuego debe ser asistencial, y no carcelaria. Una intervención sanitaria con psicólogos, y probablemente especialistas en psiquiatría, siempre basada en la evidencia, va a conseguir, probablemente, una disminución de dichos impulsos y por tanto una mejor adaptación de la persona a su ambiente social.

Perder el miedo a la persona diferente

Desde minuto 3:05
Desde minuto 3:05

El pasado martes día 29 de noviembre de 2016 tuve el placer de acompañar a Adela González y su equipo en otro debate en el programa «Ahora» (desde minuto 3:05), este vez sobre la integración de personas nacidas en lugares del mundo lejanos cuya vida ha sido vivida en Euskadi.

Las personas cuya apariencia puede quizá revelarnos un lugar del mundo lejano son parte de la ciudadanía mundial con la que convivimos.

En un mundo inter-conectado e hiper-conectado es necesario que perdamos algún resquicio de miedo o sorpresa ante lo que juzgamos diferente. La clave está en experimentar que realmente la diferencia entre las perdonas no está en su color de piel, o en su tipo de pelo (¡o en no tenerlo!) sino en la actitud frente a los nuestros: los humanos.

Viajemos, conozcamos otras culturas, abrámonos al mundo.

Padres a debate (ETB-2)

Programa AHORA, con Adela González

A la carta. ETB
Luis de la Herrán. Desde 1 h 09 min ETB-2 AHORA, con Adela González

Ayer tuvimos la oportunidad de participar en el debate organizado por Euskal Telebista sobre algunos de los temas que preocupan y ocupan a padres y madres de adolescentes.

Pudimos hablar sobre el consumo de tóxicos, las alternativas que tienen nuestros jóvenes, las relaciones sexuales,…

Pasamos un rato ameno pudiendo explicar algunos de los puntos importantes que deberíamos tener en cuenta los padres y madres de hijos adolescentes.

De los Leonard Cohen o de cómo aprender a morir

img_1402Intentaré encender, desde este modesto púlpito, alguna luz en el camino de aprender a morir con dignidad y belleza, como decía el premio príncipe de Asturias en su discurso de 2011.

Los Aprendizajes que pone la vida delante de nosotros muchas veces justo cuando menos los queremos, en ocasiones tienen varios ensayos para que podamos ir practicando. En psicología del aprendizaje llamamos ensayos de aprendizaje a las ocasiones en las que ponemos en marcha nuestra habilidad para conseguir perfeccionarla en una ocasión final.

En la muerte solamente hay un ensayo, una oportunidad de morir. Pero sí podemos ensayar la actitud que tendremos llegado el momento; siempre y cuando la vida, esa caprichosa del azar, así nos lo permita antes de morir.

Alguien puede pensar en lo osado de mi escrito; de acuerdo. Algún otro puede ver en él un asidero que con ansia buscaba desde hace tiempo; e incluso otros lo pueden ignorar, aún teniendo delante de sus narices la realidad de lo que le acecha.

Creo que existen tres tipos de perfiles de vivir la cercanía de la muerte. Por un lado tenemos a los CIEGOS. Son aquellos que desde su protección no quieren o pueden ver lo evidente: la vida nos ha dado un tiempo para vivir y ya se acaba. Las personas ciegas tienen miedo, miedo a encontrarse con algo que no van a controlar, miedo por no saber cómo reaccionar llegado el momento fatal. Nadie les ha enseñado a asumir desde bien pequeños que la muerte es parte de la vida, que son dos caras de la misma moneda. Realmente no son conscientes de que su vida algún día terminará, aunque ese día esté mas cerca que lejos.

Luego están las personas RESISTENTES. Son aquellas que se niegan y colocan todas sus trincheras frente a la muerte para luchar contra ella. ¡Vaya falacia luchar contra lo único inevitable que tiene la vida! Se rebelan ante la posibilidad de desaparecer, no quieren; y hasta se convencen de que no ocurrirá así.

Por último están los VALIENTES, aquellos que tienen miedo pero saben que es el siguiente paso que deben dar en la vida; el último. Las personas que saben que la vida va por ciclos, que va de fases, suelen tener más claro que cuando la muerte llama a su puerta deben abrir. Despedirse de los seres queridos, decir lo que siempre quisiste susurrar a quién de veras te importa y aceptar el final de la vida y el principio de la muerte, suelen ser características comunes a estas persona valientes.

Parece que aunque sólo podamos tener un ensayo de aprendizaje al morir, sí podemos tener multitud de ensayos en los que podemos mostrar nuestra actitud ante el final de la vida. Como decía Viktor Frankl, psiquiatra maltrecho y reconstruido en la Alemania nazi, lo único que no puede quitarnos nadie es la voluntad de sentido. Nuestra intención de dotar de sentido a nuestros actos, nuestra voluntad de querer hacer nuestra vida a nuestra manera (y nuestra muerte) es lo que nadie jamás podrá arrebatarnos. Por eso nuestra actitud valiente (con miedo pero valiente) es lo único a lo que nos podemos aferrar para dar el paso. Aceptar morir es lo que distingue a estas personas valientes; no su tranquilidad frente al final. No hablo de resignación.  Resignarse es la actitud de quien quiso cambiar el exterior y no pudo, de la persona frustrada frente a sus inútiles esfuerzos por mover las paredes que le rodean.

Leonard Cohen así parece que lo hizo. De alguna manera llegó un momento de su vida en lel que quiso morirse. No hablo de querer quitarse la vida, ni de terminar con el dolor crónico, no. Hablo de la decisión consciente y voluntaria de dar el paso, montar en la barca y cruzar el río.

Transcribo las palabras de despeidda del autor a su musa: «Bien, Marianne, hemos llegado a este tiempo en que somos tan viejos que nuestros cuerpos se caen a pedazos y creo que te seguiré muy pronto. Que sepas que estoy tan cerca de ti que, si extiendes tu mano, creo que podrás tocar la mía. Ya sabes que siempre te he amado por tu belleza y tu sabiduría pero no necesito extenderme sobre eso ya que tú lo sabes todo. Solo quiero desearte un buen viaje. Adiós, vieja amiga. Amor eterno, te veré en el camino.”

En nuestras vidas tenemos muchos ejemplos de personas que ya no están con nosotros, que decidieron terminar su vida, acabar esa fase y comenzar otra realmente incierta, la más incierta. Parezcámonos a ellas, demos un paso adelante y decidamos conscientemente que el siguiente de nuestra vida es el final. Aceptemos con valentía y con miedo ese último paso. Mostremos a los siguientes en la cadena cómo se hace. Seamos ejemplo de bien morir. Las generaciones que van detrás necesitan vernos como modelos de esta última enseñanza, de este último paso. Y despidámonos con agradecimiento por todas las emociones agradables que hemos vivido, por la buena sensación de fluir en los momentos en los que perdimos el sentido siendo nosotros mismos y por el bienestar profundo que nos supuso pertenecer a algo superior a nosotros mismos y de lo que éramos una pequeña parte importante. Dejemos a un lado la cara B del disco, la rayada, la vieja y pongamos de nuevo ese disco de vinilo por su cara A, la buena, la sonora, la que nos hace vibrar. Y bailemos hasta el amanecer.